La primera vez que vi a Elliott Murphy fue en el Café España y de aquello hace más de diez años. Yo no tenía ni idea de quien era el tal Elliott y cuando se presenta en el escenario sólo, con una guitarra, un sombrero y una armónica, pensé "La liaste Rafilla. Tanto venir sin mirar quien toca. Ya traen a actuar hasta los que están pidiendo en el metro".
Esa noche, Elliott Murphy me enganchó para siempre.