jueves, 29 de marzo de 2012

Mi experiencia con los sindicatos


Hoy está convocada huelga general en España. Sin entrar en valorar la conveniencia o inconveniencia, si hay o no razones, voy a contar mi experiencia con los sindicatos, que me ha marcado de manera indudable a la hora de posicionarme.

Durante algo más de siete años trabajé en una empresa. Estaba razonablemente bien allí, me gustaba el trabajo, los compañeros, los jefes, me consideraba bien remunerado (que no es lo mismo que pagado)... había un pero. La empresa imponía un horario regular superior a las 40 h. semanales, nos obligaban a coger vacaciones con festivos en medio, de modo que Navidad, y semana santa nos contaban como días de vacaciones y no había puentes ni mandangas de esas. El argumento que la empresa empleaba para justificar esos continuos incumplimientos de convenio es que el personal allí cobraba más que el convenio, así que el convenio no era una referencia válida. Esa explicación se la daban a los licenciados y diplomados universitarios que formábamos parte mayoritaria de la plantilla. Nosotros poníamos cara de tontos y decíamos "aaaaaahhh...pos fale". 
El horario y sobre todo el asunto de los puentes y las vacaciones (lo normal era disfrutar de 16-18 días laborables de vacaciones al año), eran fuente continua de insatisfacción entre los trabajadores, insatisfacción oculta y furtiva porque el fantasma de las represalias planeaba constantemente sobre aquellos que tuviesen tentaciones...
Nunca apareció ningún sindicalista, por supuesto, no había comité de empresa ni nada que se le pareciera, o si lo había, estaba desaparecido, nosotros no los echamos de menos, porque creo que estábamos a otras cosas. A currar, fundamentalmente. En fin. Estábamos a lo nuestro y, a lo que se ve, los sindicatos a lo suyo. En aquel tiempo a mi, ese estado me parecía lo normal. Tampoco había conocido otras cosas. Hoy, no mucho tiempo después, pienso de manera muy diferente. La vida me ha informado, porque los sindicatos, el apelativo "informativo" lo guardan para otras cosas.

Hete aquí que la empresa se va al traste. Llega el momento de negociar un ere para la casi totalidad de la plantilla. Casi 700 paisanos. Y, ¡OH MILAGRO! Aparecen los sindicatos. CCOO y UGT. Nos dicen que nos representan y que se ocupan de todo por el módico precio de un 6% de nuestra liquidación.

El resto forma parte de otra historia. El hecho de que nunca se ocuparan de nosotros mientras la empresa incumplía la ley y nuestras condiciones laborales eran manifiestamente mejorables y aparecieran cuando, como nos íbamos a la calle casi todos, había tela que repartir ha marcado definitivamente mi visión de los sindicatos.

Mi opinión personal es que, al igual que los partidos políticos, deberían financiarse única y exclusivamente de las cuotas de sus afiliados. He conocido algún sindicalista convencido, con ese espíritu de servicio que le hace pensar en los demás antes que en sí mismo, pero a la mayoría los veo como gorrones del sistema. El sólo hecho de que hoy en 2012, con los medios de información que hay, todavía existan los “piquetes informativos” da una idea del mundo en el que todavía vive esta gente. Un mundo de privilegios que luchan por conservar, esa es su guerra pero... ¿es la tuya?

La mía no.

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