lunes, 9 de abril de 2012

La dictadura de los mercados


Vivimos tiempos convulsos. La macroeconomía se mete en nuestros hogares y el ciudadano no entiende o no quiere entender. Para la gente que invertimos en bolsa y que tenemos algo o mucho en las empresas del Ibex, las dos últimas semanas han sido un fuerte varapalo. Para el ciudadano, que oye hablar de deterioro del estado del bienestar, momentos de intranquilidad. Para el gobierno, que creía tenerlo todo bien encauzado, una sorpresa. Han descubierto la dictadura de lo que se llama “los mercados”. Pero...¿realmente es una dictadura?

Partamos de la base de que los mercados no son un ente etéreo y difuso gobernado por una mano negra. Los mercados son el conjunto de inversores, unos más grandes, otros más pequeños, que disponen de un capital, unos mayor y otros menor y deciden invertirlo buscando una rentabilidad y...muy importante... una seguridad.
Bajo esta premisa, yo formo parte de los mercados, porque pongo mis pequeños ahorros en un sitio que me ofrezca una cierta sensación de rentabilidad. Sensación que el tiempo se encargará de confirmar o rebatir, pero que tengo en un determinado momento.

Como inversor, y como integrante de “los mercados”, que un gobierno sea elegido con un respaldo mayoritario de los ciudadanos, me da una tranquilidad, pero no es un cheque en blanco. Se puede dejar pasar que incumpla una promesa electoral (que es el contrato que los ciudadanos tenemos con los políticos) por variar las dimensiones del problema (variación que el jefe de la oposición reconoció en un gesto que le honra y que ayudó a mantener el margen de confianza en el nuevo gobierno). Pero lo que debía haber aprendido el señor Rajoy, visto que vio las barbas de Zapatero pelar, es que nadie le va a perdonar que haga cosas en las que no cree obligado por agentes externos y que así lo justifique públicamente. Las cosas se deben hacer por convicción y pensando que las reformas mejorarán la situación a corto, medio o largo plazo. Las cosas hay que hacerlas porque ayudan a que nuestro país sea más competitivo, creemos firmemente en ellas y creemos porque hemos visto un camino marcado por la crisis asiática del 2.000. La reducción del déficit y, por consiguiente de la deuda, es el camino. Y el argumento de que esa reducción del déficit va a motivar una brutal recesión ni puede frenar los ajustes ni es verdad en su totalidad. Esto lo explicaré mañana.

La situación actual es que nuestro estado gasta más de lo que ingresa. Es decir, tiene que pedir prestado para poder pagar los servicios que da a los ciudadanos. Y como tiene que pedir prestado, tiene que aceptar las reglas de quien le presta, que busca una seguridad y una rentabilidad en esa inversión. Este estado, que somos todos, lleva años así, y tiene una fuerte deuda con quienes en su momento le dejaron dinero en una situación parecida a la de ahora, pero en un entorno de crecimiento. La administración española se ha mostrado como un pésimo gestor y ahora pide más dinero ¿tu se lo darías? Si no se lo das, o le pides garantías en forma de reformas ¿eres un dictador?.

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